Los radares que pueblan las carreteras de España no son sólo piezas muy costosas y altamente tecnológicas, sino que además también llevan consigo un mantenimiento que no es precisamente económico. Es por ello que la Dirección General de Tráfico anunció hace días, a través del Boletín Oficial del Estado (BOE) la inversión de una partida de 1.637.299,40 euros de euros durante los próximos 12 meses.
Este mantenimiento afecta a 168 radares y 244 cabinas de la marca Multanova (modelos 6F-MR y C, los más comunes en nuestras carreteras) que son propiedad del Ministerio del Interior. De este total de 412 radares, conviene recordar que hay más cajas que radares, algo que por una parte se usa como efecto disuasorio para para conductores, y por otra, a la DGT le permite ir rotándolos de manera aleatoria para que no se tenga constancia con certeza de aquellas cajas que se encuentran vacías.
Especialmente destacable es el modelo C, que es capaz de controlar hasta seis carriles de manera simultánea en ambos sentidos y poder localizar al vehículo con exceso de velocidad entre el resto de vehículos de la vía que circula a diferentes velocidades. Además, en las frecuencias en las que trabajan los hacen radares muy difíciles de detectar por los detectores, aumentando por ello su efectividad.
El Multanova 6F-MR, por su parte, necesita de 6,3 metros de velocidad constante para poder cazar al infractor y una distancia de 10 metros delante de ellos para poder realizar la medición correctamente. Se trata de un radar ideal para trabajar en distancias muy pequeñas, estando por tanto enfocado tanto para el acceso a las urbes como para controlar el tráfico dentro de las ciudades.
En ambos casos, ambos radares pueden ser instalados dentro de cajas o de un vehículo.