Aunque para muchos la EuroNCAP la asocien a una trayectoria más corta, lo cierto es que este organismo cuenta ya con 20 años a sus espaldas y es indudable que ha supuesto aupar a la industria a implementar de manera estándar ciertos elementos de seguridad que de otra forma y sin esa presión de verse sometidos a su calificación, posiblemente hubieran tardado muchos más años en llegar a coches más mundanos.
Entre estos 20 años, bajo las manos del organismo han pasado 1.800 pruebas de choque que han dado como resultado 630 evaluaciones. La inversión realizada en este periodo, de acuerdo a informaciones facilitadas por ellos, asciende a un total de 160 millones de euros, y gracias a los cambios de tendencia que han logrado, calculan que han salvado 78.000 vidas.
¿Cómo han querido celebrarlo, y de forma paralela, mostrarnos la gran evolución en materia de seguridad que se ha logrado en vehículos civiles durante estas dos décadas? Con algo muy ilustrativo: enfrentando a un Rover 100 de 1997 que logró una estrella en su día y a un Honda Jazz de 2017, recién salido del horno, y que ha obtenido la máxima puntuación de cinco estrellas. Por aquella época, pocos vehículos del segmento del Rover lograron una puntuación decente, prácticamente los Ford Fiesta y Volkswagen Polo fueron los únicos que lograron tres de cuatro estrellas, conformándose con dos estrellas el Renault Clio (como cambió la cosa con Renault años después, ¿eh?), Nissan Micra y Opel Corsa.
De hecho, como curiosidad, el primer coche en lograr la máxima puntuación de EuroNCAP fue el Volvo S40, que la alcanzó en Julio de 1997 cuando fue sometido a evaluación. En 2001, el Renault Laguna logró obtener la puntuación máxima y fue a raíz de ese hito cuando Renault se focalizó mucho más en seguridad. Evidentemente, el criterio de EuroNCAP ha ido evolucionando estos años y de manera paulatina lo han ido endureciendo para que los fabricantes no tengan fácil lograr la máxima puntuación, teniendo como prueba tácita de ello resultados como el reciente del nuevo Ford Mustang que se ha conformado con sólo dos estrellas aún pese a su protección a ocupantes y peatones que es buena, simplemente por carecer de asistentes enfocados a la seguridad.
El choque frontal al que los han sometido ha sido realizado a una velocidad de 64 km/h y como se puede apreciar, no hay parangón entre ambos modelos, quedando el Rover reducido a un amasijo de hierros y el Jazz aguantando de manera muy noble el golpe.