El 16 de Septiembre de 1982, Citroën presentó en sociedad el BX bajo la Torre Eiffel para poder reemplazar al GS. Este modelo ha sido uno de los más exitosos e icónicos de la historia de Citroën, aunque a día de hoy, salvo versiones deportivas, no sea un modelo que en nuestro país cuente con una gran demanda en el mercado de segunda mano.
Su enclave dentro de la historia de la marca también conviene recordarlo: el BX fue el primer modelo desarrollado y producido tras la adquisición de la marca por parte de Peugeot, de hecho, compartía plataforma con el Peugeot 405, que no llegaría hasta el año 1987. Su diseño exterior resultó ser rompedor y vanguardista en la época frente a sus principales rivales, y estaba desarrollado por el carrocero Bertone. A diferencia también de los competidores de época, en lugar de apostar por una estructura de berlina de tres cuerpos, en este caso, asemejó sus líneas más a las de un compacto de época, pero con dimensiones de berlina (4,23 metros de longitud).
Otro claro aspecto diferenciador y que sentó un precedente dentro del confort en su segmento es el empleo de la suspensión hidroneumática característica de Citroën, que además de mantener una altura constante respecto al suelo, permitía regular la altura de la carrocería. No sólo le confería confort, sino que además, también le dotaba de un excelente comportamiento dinámico, batallando prácticamente de tú a tú en estos dos aspectos con las grandes berlinas alemanas de la época. Ahora bien, para muchos, el coste de mantenimiento de dicha suspensión era su talón de aquiles, pero también contribuyó a su mala fama el desconocimiento referente a sus intervalos de mantenimiento.
Su éxito en el mercado fue rotundo: a lo largo del mundo, logró comercializar más de 2,3 millones de unidades a lo largo de sus 12 años de producción. En la fábrica de Citroën en Vigo también se produjo durante toda su vida comercial, dando lugar a 222.300 unidades entre los años 1983 y 1992. Pero también ganó un gran reconocimiento en nuestro país al pasar a ser en el vehículo Z empleado por la Policía Nacional desde el año 1988 hasta una década después.
Contó con numerosas versiones y variantes, a destacar principalmente el Citroën BX Break, que era la variante familiar, el BX GTI, que inicialmente llegó con 8 válvulas y 125 CV, para más tarde, en 1989, aterrizar la de 16 válvulas y 160 CV bajo el bloque 1.9. Realizaba el 0-100 km/h en unos más que respetables -en la época- 7,9 segundos.
En lo que concierne a su equipamiento, al BX no el faltaba de nada para su época: retrovisores eléctricos, elevalunas eléctricos, tapicería en cuero, aire acondicionado, cierre centralizado además de la mencionada suspensión, ABS (todo ello, variable en función del acabado y versión).
También llegó a existir un BX 4TC pensado para el Grupo B (por el que pasó sin pena ni gloria, debido a roturas o accidentes), llegando también a la calle para poder homologar la versión de carreras con tracción a las cuatro ruedas, dotado del motor Roc de 2.412 cc del Peugeot 505 con un turbocompresor KKK de tipo K26 con 380 CV. Las 200 unidades de la versión de calle contaban con un turbo Garret con una potencia mucho más comedida, de 200 CV.
En otro foro leí que el diseño viene de una propuesta que le hicieron a Volvo que rechazó, algo así como el Primer Espace, que inicialmente era para Matra. Una pena que no lo hayan comentado