Seguramente, lo primero que te venga a la mente leyendo el titular de la noticia, es que te estemos gastando una broma pesada. Nada más lejos de la realidad, ya sabes que como dice el refrán, siempre hay un hilo para un decosido. O en este caso, pegaría más la coletilla de, el coche le ha costado un huevo.
Mark Parisi es un hombre que vendió recientemente su huevo para comprarse el coche de sus sueños: un Nissan 370Z. Estarás de acuerdo en que no es un coche que sea ni un coche de tirada muy limitada, ni difícil de encontrar (esta a la venta en la actualidad), ni que tenga ninguna característica que lo vaya a hacer un coche con una cotización elevada a pocos años vista. Y es precisamente por eso, por lo que aún resulta más incomprensible si cabe la historia, ya puestos a intentar buscarle algún tipo de justificación, por pequeña que sea.
Para costearlo, ha vendido uno de sus testículos a la ciencia a un precio en torno a los 35.000 dólares, un precio similar al que arranca allí el 370Z en el mercado de vehículos nuevos. Pero no sólo eso, relató además su experiencia en un programa televisivo de la CBS (concretamente, The Doctors).
La cuestión es, ¿estás de acuerdo en condenarte eternamente, de por vida, por comprar un valor material cuya depreciación es galopante? o incluso, en caso de que su depreciación no sea galopante.
Vía: MotorAuthority