La andadurá en el mercado comenzó en el año 2005, un modelo cuyo desarrollo se fraguó en Alemania mientras que su producción se realizó en la factoría de Bugatti en Francia. Desde sus inicios, un aunténtico escaparate del arsenal tecnológico y de I+D de lo que era capaz el grupo VAG.
En la parte posterior del Veyron, nos encontramos un motor en W16 con 8 litros de cilindrada y que en su primera versión presentaba 1.001 CV (1.200 CV en el Veyron Super Sport), acoplado a una caja de cambios de doble embrague de 12 velocidades DSG, con tracción integral y capaz de realizar el 0-100 km/h en 2,5 segundos, mientras que su velocidad máxima es de 408 km/h, y más tarde, de 434 km/h con el Veyron Super Sport (siendo en ambos casos de los coches más rápidos del mundo).
Ya sabíamos desde hace algunos meses que Bugatti se encontraba liquidando las últimas unidades del modelo para culminar la producción de la actual generación, dejando un vacío hasta la llegada de la nueva generación al mercado que debería hacerse efectiva en el año 2016 o 2017 y que presumiblemente se denominará Chiron.
Pues bien, el momento de comercializar la última unidad ha llegado. La unidad en cuestión ha sido un Grand Sport Vitesse personalizado bajo el nombre de «La Finale». El comprador es de Oriente Medio (qué raro) y estará expuesto en el próximo Salón de Ginebra junto con la primera unidad del Veyron producida.
Con esta unidad se pone fin a la producción del Veyron, del que se han fabricado 450 unidades hasta la fecha, a lo largo de un número un tanto desproporcionado de ediciones especiales.