Sin lugar a dudas, el MINI JCW es el juguete más interesante y divertido que podemos encontrarnos actualmente en la gama de la firma británica. Y también es cierto que no es una marca que esté en el punto de mira de los preparadores más populares, más allá del mercado aftermarket que pueda existir en forma de mejoras mecánicas.
Los preparadores Krumm-Performance han tomado como base el MINI John Cooper Works sobre el que han realizado una serie de mejoras que van más allá de la potenciación. Porque ya lo pregonaba aquel eslógan popular de una marca de neumáticos… la potencia sin control no sirve de nada.
Potenciar es importante, pero no hay que olvidar el resto de factores
Para empezar, se le dota al bastidor de unos frenos AP Racing de cuatro pistones con discos flotantes de 330mm (un extra cuyo precio es de 3.300 euros). Podemos complementarlo con una suspensión roscada KW Clubsport por 2.550 euros y unas llantas ATS-GTR de 17 pulgadas con neumáticos de 215/45.
En el apartado mecánico recibe un chispazo hasta los 300 CV con 400 Nm de par, pero para llevar a cabo dicho chispazo se cambian previamente el intercooler, se instala una admisión específica, además de una downpipe Akrapovic. ¿El coste? 4.999 euros, que se pueden complementar con un diferencial autoblocante mecánico por 2.150 euros y un embrague Sachs racing por 1.620 euros.
Por si todo eso no fuera suficiente, ofrecen también otros elementos como asientos Recaro, volante desplazado OMP, difusor trasero, entre otros.