Aunque el timón estético de los últimos Mercedes ha ido mucho más enfocado a focalizar la deportividad sobre ellos, en las gamas altas han sabido conjugar muy bien esa deportividad con la elegancia característica de Mercedes en dicho espectro de modelos.
Pero Mansory ha querido ir mucho más allá, en este caso, dejando bastante de lado la elegancia del modelo de serie para dirigirlo a un aspecto mucho más racing y macarra. Y tomando nada menos que la base del S63 Coupé.
En primer lugar, reemplaza las llantas de aleación por unas de 22 pulgadas con neumáticos Vredestein Ultrac Sessanta en medidas 255/30 y 295/25 en el eje trasero. Pero no es ni mucho menos el cambio más destacable, a eso vamos ahora.
Su aspecto cambia considerablemente con el nuevo kit de carrocería fabricado en fibra de carbono, kit que lo componen los nuevos paragolpes (en el delantero recibe unas entradas de aire más prominentes, mientras que el trasero amplia el tamaño de sus branquias y estrena difusor integrado con las salidas de escape cuadriculadas), el capó con las dos entradas de aire, así como el alerón trasero que ya pudimos ver en el S63 Coupe Black Edition en el pasado Salón de Fráncfort también del mismo preparador.
Pero eso no es todo, el V8 biturbo de 5.5 litros también puede exprimir su potencial gracias a los múltiples kits de potenciación con varias opciones: 720, 800, 900 y 1.000 CV, todo depende de la profundidad de tu bolsillo.