[rwp-review id=»0″]
Continuamos con el análisis del Jeep Renegade, la última apuesta de Jeep para competir en un nicho de mercado en el que aún no ha conseguido asentarse. Fabricado en Europa, el Renegade busca convencer con su estética típicamente Jeep, pero sin ocultar que está ensamblado bajo el paraguas de Fiat. En la primera parte de la prueba hablamos sobre el diseño, el habitáculo y la mecánica diésel de 120 CV que estamos probando. Si todavía no la has leído puedes hacerlo aquí.
Hoy podremos realizar un recorrido por los distintos niveles de equipamiento disponibles con esta motorización, su catálogo de extras o sus sistemas de seguridad. No faltará nuestra prueba dinámica en la que hemos disfrutado enfrentando al Renegade a toda clase de obstáculos para comprobar de primera mano hasta donde es capaz de llegar. ¿Empezamos?
Equipamiento
Existen cuatro acabados disponibles para nuestro Renegade, bajo el nombre de Sport, Longitude, Limited y Trailhawk, ordenadas de menor a mayor equipamiento. En combinación con el propulsor diésel de 120 CV y tracción integral únicamente están disponibles los dos acabados intermedios.
El acabado Longitude -26.850 euros- es el equipado en nuestra unidad de pruebas y cuenta de serie con elementos como llantas de aluminio de 16 pulgadas, control de crucero, limitador de velocidad, start&stop, faros antiniebla, volante multifunción de piel, aire acondicionado, freno de estacionamiento eléctrico, bluetooth, entradas USB y AUX, etcétera.
En el caso del Limited -28.500 euros- contamos, además de lo anterior, con llantas de aluminio de 17 pulgadas, salidas de escape cromadas, pomo del cambio de piel, aviso de colisión frontal y de salida de carril, climatizador automático bizona, asientos en tejido Premium y ordenador de a bordo con pantalla en el cuatro de instrumentos de 7 pulgadas.
Un aspecto negativo es la ausencia de elementos tan importantes como el sensor de lluvia, el encendido automático de faros o la cámara de marcha atrás. Estos elementos no se encuentran en la versión Longitude ni siquiera como extra, y en la Limited como parte de packs opcionales de elevado precio.
Entre los extras más destacados se encuentran la pintura metalizada -528 euros-, navegador GPS con pantalla táctil de 5 pulgadas -629 euros-, Pack 1 con entrada y arranque sin llave, toma de 230V, superficie del maletero reversible y retrovisores abatibles eléctricamente -377 euros-, gancho de remolque -553 euros-, techo solar panorámico -1.509 euros-, sensores de aparcamiento traseros -314 euros- o rueda de repuesto de tamaño completo -226 euros-.
En el apartado de seguridad el Renegade cuenta con seis airbags, asistente de arranque en pendiente, control de presión de los neumáticos, asistente de frenada de emergencia, control de estabilidad -ESC-, anclaje ISOFIX en plazas traseras y reposacabezas delanteros activos.
Comportamiento
Al volante del Renegade, se pueden apreciar las horas de puesta a punto que han logrado que este coche cumpla con nota en todas las circunstancias a las que se le pueda enfrentar, y eso es algo que se torna realmente complicado en este segmento, donde unas buenas cualidades off-road suelen lastrar su comportamiento en asfalto.
Este Jeep pisa con gran seguridad en asfalto, y sus cotas de suspensión no penalizan en exceso su paso por curva, donde consigue contener en buena medida los movimientos de balanceo. La dirección de asistencia eléctrica se nota blanda e imprecisa durante los primeros kilómetros, hasta que conseguimos adaptarnos a sus peculiaridades y sacarle un rendimiento aceptable. No transmite nada de información cuando nos acercamos a los límites de adherencia del coche, pero eso es un mal común en sistemas de arquitectura similar.
Su motor de 120 CV mueve con relativa soltura el conjunto de 1.500 Kg, sin sensaciones deportivas pero cumpliendo sin problemas con las circunstancias del día a día. Conduciendo de forma anticipada no tendremos problemas en incorporaciones difíciles ni adelantamientos en vías de doble sentido. Si lo deseamos podemos escoger el motor de 140 CV con una ligera mejora de todas sus cifras por un sobrecoste de 1.000 euros.
El Renegade de 120 CV y tracción a las cuatro ruedas homologa un consumo medio combinado de 5,1 litros a los 100 Km. Es una cifra prácticamente imposible de conseguir en circunstancias reales, ya que su consumo real se fija poco por encima de los 7 litros en conducción normal, y solo unas décimas por debajo si cuidamos mucho el uso del acelerador. En ciudad se agradece la aportación del sistema start&stop, que trabaja de forma eficaz, aunque ligeramente lento en sus reacciones.
Al salir del asfalto, encontramos el punto fuerte del Renegade en pistas de tierra en buen estado. En ese escenario se mueve como pez en el agua, mostrando una suspensión muy efectiva para tragarse las irregularidades del terreno y ofrecer un gran confort a bordo. Las pérdidas de tracción son rápidamente gestionadas por su sistema electrónico, convirtiéndolo en un coche muy divertido de conducir incluso para personas no experimentadas. Dispone de un selector giratorio con el que podemos escoger entre los modos AUTO, SNOW, SAND Y MUD -automático, nieve, arena y barro-, que modifica distintos parámetros del sistema de tracción dependiendo de las circunstancias de cada momento y así facilitarnos la conducción.
Cuando el terreno se complica, el Renegade sigue cumpliendo con buena nota, consiguiendo salir de circunstancias que a simple vista están reservadas para auténticos vehículos todo terreno, eso sí, siempre y cuando tengamos claras sus limitaciones y hagamos uso del sentido común antes de afrontar determinadas maniobras. Es un coche que tracciona realmente bien, y aunque no he podido probarlo sobre capas de barro sí que puedo decir que sale airoso de complicadas zonas de arena donde ha respondido a la perfección sin inmutarse.
Si queremos un punto extra en sus capacidades fuera del asfalto deberemos optar por la versión Trailhawk -33.500 euros-, con un motor diésel de 170 CV que ofrece una mayor altura libre al suelo -210 mm-, paragolpes específicos que mejoran los ángulos de ataque y de salida, protección de bajos, mayor recorrido de suspensión, sistema de control de descenso de pendientes y una transmisión específica que simula el funcionamiento de una reductora.
Conclusión
Jeep ha conseguido poner en el mercado un coche realmente completo que a buen seguro conseguirá una buena aceptación en el mercado europeo. Tiene un diseño 100 % Jeep, un habitáculo amplio y de calidad y una extensa gama mecánica para adaptarse a las necesidades de prácticamente cualquier comprador. Su motor de 120 CV trabaja muy bien compenetrado con la transmisión a las cuatro ruedas, aunque su gasto de combustible sea ligeramente alto para las prestaciones que ofrece.
El punto más negativo quizá esté en su listado de equipamientos, que carece de ciertos elementos que ya se pueden considerar elementales en la dotación de serie, máxime en un vehículo que se mueve en ese abanico de precios. Me ha sorprendido lo bien que se desenvuelve al enfrentarlo a terrenos complicados, con especial mención a un eficaz sistema de tracción que nos consigue sacar más de una sonrisa cuando nos alejamos de las zonas asfaltadas.