Mulas de prueba, prototipos, muletos… se les puede llamar de muchas maneras. Pero en resumidas cuentas, nos referimos en esencia a los vehículos que usan los fabricantes en diferentes configuraciones (ya sea en una etapa muy prematura con una carrocería que no se corresponde con el modelo final para hacer las primeras pruebas) o bien en una etapa más avanzada (en la cual hay pocos cambios frente al modelo de producción).
Pero el objetivo es siempre el mismo, lograr poner a prueba su fiabilidad a largo plazo sometiéndolo a largas kilometradas en todo tipo de condiciones para estudiar cómo resisten todos su componentes el tiempo y el desgaste. Y esto evidentemente también es aplicable a superdeportivos, que aunque no estén diseñados para soportar tantos kilómetros, si han recibido unas pruebas exhaustivas de larga duración en su desarrollo, es todo un voto de confianza de cara a la fiabilidad a largo plazo de las versiones de producción.
Hoy te vamos a contar una curiosa historia: se trata de un Pagani Zonda con nada menos que un millón de kilómetros en su odómetro. Y no es de un adinerado que lo empleara como utilitario en su día a día, sino todo lo contrario: un coche concebido inicialmente como una mula de pruebas y que está bautizado como «La Nonna», que viene a ser la abuela. Es el segundo prototipo de Pagani concebido inicialmente como un Zonda C12 en 1998 y que ha ido evolucionando hasta ser un 760 RS.
Esta unidad en concreto tiene más batallas que el caballo del cid y está muy ligada a toda la historia de la marca, así que desde la marca han optado por exponerla en la entrada de la fábrica vieja de Pagani, a fin de que todos los visitantes puedan verlo, coincidiendo con el