Con el Levante como a la cabeza de la encrucijada de la marca italiana por competir en el mercado premium de los SUVs y todoterrenos urbanos, Maserati está comenzando ya las andaduras por primera vez en la historia contemporánea de la marca en un mercado al que le pueden sacar muchísimo jugo, y que se presenta como el mercado de mayor importancia para la marca de aquí al futuro. Más incluso, que el de las berlinas premium en el que compite el Quattroporte.
Con estas expectativas, no es de extrañar que la marca perteneciente al Grupo FCA esté indagando las posibilidades de posicionar en el mercado un nuevo crossover de menor tamaño, más asequible y orientado a competir en un mercado algo más generalista, pero igualmente premium. Con el Porsche Macan como benchmark (objetivo a seguir), el nuevo proyecto de Maserati no debe ser tomado como una broma del uno de abril, todo lo contrario.
Una idea que lleva más de un año en el cajón
Maserati ya dilucidó la idea de lanzar un crossover más asequible al mercado, pero el Levante es obvio que debe tomar el testigo del número uno por imagen de marca, capacidades dinámicas y sobre todo, para que la entrada de Maserati en este mercado sea por la puerta grande. Mirando hacia adelante, el nuevo crossover de la marca italiana gozará primordialmente de motores diésel y gasolina de 4 cilindros, con alguna excepción de 6 cilindros en la gama más alta. Pudiendo compartir chasis con el crossover que Alfa Romeo comercialice de aquí a que finalice la década, es más bien una cuestión de tiempo, y no de decisión.
