Han pasado muchos años -más bien décadas- desde que Mazda contaba en su portfolio de modelos con auténticos aspirantes a deportivos de altas capacidades dinámicas. Muy atrás ha quedado ya el RX-7 -más bien como un recuerdo efímero- y poco a poco va ocurriendo lo mismo con el RX-8. Son muchos años los que llevamos leyendo y escuchando los rumores y posibilidades que ponen sobre la mesa un sucesor directo del RX-8, pero… Mazda, ahora sí que sí, lo descarta por completo. Claro que, ¿es en contrapartida de otro proyecto quizás hasta más interesante?
Desde la marca japonesa muestran las expectativas que tienen en torno a participar en mercados de altas prestaciones y de sacar el máximo partido a los modelos que actualmente tienen en venta. Recordando un poco, Mazda ya dejó entrever el desarrollo de un nuevo motor rotativo con 400 caballos, y de hecho, la patente al respecto fue suscrita por la marca. Pero, ¿y si no es el hipotético sucesor del RX-8 el escogido para portar este motor? Con Mazda apuntando directamente a renovar su gama de modelos al completo, el camino puede pasar por una variante de altas prestaciones del Mazda3 o el Mazda6. ¿Cuestión de tiempo?
El MX-5 seguirá siendo el icono
Con el RX-9 descartado, el Mazda MX-5 continuará siendo el icono de deportividad por excelencia de la marca, aquel en el que la marca se refleja cuando hablamos de un icono de marca, de sensaciones -más que prestaciones- y del reflejo del espíritu deportivo. Claro que, a estas alturas, no hay previsto motorizaciones más grandes o versiones más radicales, pero quizás por estos derroteros tomarán partido el Mazda3 y el Mazda6, principalmente.