Imaginaos la envidia que tendría el dueño de este espejo rodante a sus vecinos, saliendo de su residencia de lujo en su Mercedes Mclaren SLR de más de 600CV y cruzandose con ellos, uno en su Ferrari 599 Fiorano cromado, otro en su Nissan GT-R dorado, el de más allá en su Maserati de Burberry.
Tenía que acabar con esa pesadilla, por lo que decidió que primero debía llevar su SLR al especialista Brabus, para distinguirlo de los otros 20 que pululan por la ciudad, y después cromó todas y cada una de las piezas del coche, nada de pequeños toques negros como en el 599 Fiorano de su vecino, no se salvan ni los cristales.
Fijaos en el resplandor que produce en el suelo, es impresionante. Sin duda, no es un coche con el que pasar desapercibido.
Vía: eGMCarTech
wow precioso,bestial.