Si en alguna ocasión te ha tocado lidiar con algún tema eléctrico de tu coche, a poco que hayas tenido que hacer medianamente complejo, seguro que te ha parecido poco menos que una labor casi faraónica. Ahora imagínate un coche con una carga tecnológica bastante elevada como puede ser el caso del recién llegado Bentley Bentayga. ¿Te llegas a hacer una idea de toda la electrónica que puede llevar consigo para controlar el amplio número de sistemas y equipamiento del que está provisto?
Para sumergirte mejor dentro del marco, te diremos un dato: su amplia red de cables y conectores pesa 50 kilogramos. Sí, has leído bien. Pero dicha red de cables, conecta, entre otras cosas, las cámaras, los 20 altavoces del equipo de sonido, el climatizador de cuatro zonas, los doce sensores ultrasónicos, las seis cámaras, suspensiones adaptativas (a las que alimenta un circuito de 48v), los asientos calefactables, con función de masaje y refrigerados, además de la nevera para poder llevar el champán bien fresquito.
Y todo eso, a su vez, requiere también de una serie de sistemas que lo gestionen. Por una parte, los sistemas de control, que cuenta con nada menos que 90, y por otra, el software encargado de la gestión de los mismos, un trabajo que aunque no sea tan tangible, es también muy complejo, más aún si cabe que el cableado con el que cuenta. Porque además, ese código es el que se encarga de gobernar muchos sistemas críticos relacionados con la seguridad del vehículo, algo que obliga a realizar una depuración milimétrica de cada línea picada para evitar fallos que puedan manchar gravemente la imagen del modelo o de la marca.
Aunque naturalmente no todos los sistemas electrónicos atienden las necesidades de los diferentes elementos de equipamiento, también lo hacen con una obra de la ingeniería moderna como es el W12 TSI de 608 CV. Además, para añadirle más complejidad si cabe al asunto, no existen dos cableados iguales, dado que como cada unidad tiene diferentes opciones de equipamiento, el cableado es específico en cada una de ellas.
¿Alguien se imagina dentro de unas décadas teniendo que restaurar un Bentley Bentayga para volver a ponerlo en orden de marcha?