Un año después de salir a la luz el escándalo de emisiones de Volkswagen, el asunto todavía nos e ha terminado de cerrar. Desde hace ya bastantes meses, éramos conocedores de que la estrategia de Volkswagen cambiaría de manera notable, focalizando su desarrollo en los modelos eléctricos y metiendo la tijera en muchas otras áreas para recortar el gasto que a su vez permita sufragar las multimillonarias indemnizaciones.
El caso ‘Dieselgate’ afectaba nada menos que a 11 millones de vehículos, siendo un caso prácticamente sin precedentes en la industria y que aún sigue suponiendo un dolor de cabeza parte de su solución en algunos mercados para el grupo automovilístico.
Y este recorte no iba a venir de la mano única y exclusivamente de la cancelación de modelos, también de un recorte fuerte de empleos, recorte que ya se ha hecho público: 30.000 empleos en total, distribuidos en Alemania (23.000), Argentina y Brasil (donde se agrupan los 7.000 restantes). Y los trabajadores afectados, de acuerdo a lo anunciado por los sindicatos con quienes han firmado el pacto consiste en una reducción del trabajo temporal, amortizaciones de puestos de trabajo y jubilaciones anticipadas, aún así, sigue siendo una cifra importante, ya que en el caso de Alemania es el 20% de su plantilla. A priori, en España (y más concretamente, en la planta de Pamplona) nos salvamos y no afectará, hasta el punto de que en 2018 esperan contratar entre 300 y 500 trabajadores más por la llegada de un nuevo modelo.
Este recorte permitirá un ahorro de 3.700 millones de euros anuales y poder sufragar de esta forma el impacto económico producido por el caso ‘Dieselgate’. El dinero ahorrado se canalizará en una inversión de 700 millones en plantas de la compañía alrededor del mundo, mientras que los 3.000 millones de euros recaerán sobre sedes alemanas de VW. Eso sí, después de este recorte no esperan volver a meter la tijera hasta el año 2025.
Ellos solitos se lo han buscado. Pena por los trabajadores, les indenmizarán con un VW a cada uno