Para cada vez más fabricantes de deportivos, la electrificación (y no por la total, sino la hibridación o con sistemas de 48V que cada vez gana más adeptos), es el camino a seguir durante los próximos años de cara a poder lanzar modelos acordes a las nuevas normativas de emisiones. Pero… ¿qué pasa cuando nos metemos en casos más singulares como los motores wankel de Mazda?
La firma nipona lleva varios años ya de dimes y diretes con el desarrollo de su nuevo motor rotativo que montará el nuevo RX-9, y actualmente se encuentran focalizados en todos aquellos métodos de los que puedan hacer uso (y sus consiguientes desafíos) de cara a poder mejorar la eficiencia del conjunto.
Y cuando hablamos en estos términos, lo más fácil es pensar en la hibridación, pero de acuerdo a una entrevista realizada por AutoExpress al jefe de I+D de la marca (Kiyoshi Fujiwara) en el Salón de Los Ángeles de 2016, en última instancia, su nuevo motor rotativo podría recurrir a la hibridación, pero la prioridad es que llegue al mercado sin tener que hacer uso de ella. Pero… ¿sobre qué motivos se apoya?
Básicamente, en que el perfil del posible comprador de un vehículo con motor rotativo es alguien bastante fiel a la configuración tradicional del motor, y es, precisamente, esa esencia la que buscan mantener y conservar mientras sea posible.
