En la actualidad, vivimos inmersos en una guerra contra el transporte privado motorizado por parte de los ayuntamientos. Salta a la vista que algunas de las principales ciudades de nuestro país (y de Europa) adolecen de graves problemas de contaminación que hacen difícil la conciliación de la vida, y evidentemente es un problema que hay que atajar con celeridad (y ya lo están haciendo, tomando medidas drásticas como limitar la circulación a las matrículas pares e impares en determinados días en Madrid), pero… ¿realmente el problema son únicamente los vehículos? ¿se pueden tomar más medidas para poner coto a las elevadas tasas de contaminación que vislumbramos en las grandes urbes?
Por tanto, ¿podemos cuantificar, del total de la contaminación, cuánta corresponde al coche? de acuerdo a la Agencia Europea del Medio Ambiente, tan sólo el 13% de las partículas contaminantes en los 28 países de la Unión Europea derivan de la que genera el tráfico rodado de vehículos motorizados. Y teniendo en cuenta que en el año 2015, se atribuyen 23.940 muertes indirectas (agravadas) a las partículas contaminantes del aire, a las que hay que sumar 4.280 a causa de gases de dióxido de nitrógeno y 1.760 por sobreexposición al O3 (ozono), generando un total de 29.980 personas, podemos extrapolar dicha cifra al total de contaminación generada por el automóvil, y en este caso serían atribuibles 3.897 fallecimientos.
¿Cómo podemos seguir reduciendo esa cifra a través de la educación y concienciación?
En el ámbito del transporte, podemos mediante campañas de concienciación y mejorando la red de transporte público. Otro de los pasos, pasaría también por una renovación paulatina de nuestra anticuada flota de automóviles, a fin de poder equipararnos a nuestros homólogos europeos. Si bien, estos últimos años a través de los sucesivos Plan PIVE (y las denominaciones anteriores por las que se conocía, como el Plan VIVE) se ha logrado mitigar un poco el imparable ascenso de la edad media, todavía sigue siendo muy elevada, al rondar los 12 años, que contrasta con la media europea que está en tornoa los 8,5 años.
El caso dieselgate de Volkswagen posiblemente pisará el acelerador de cara a la mayor oferta -y por tanto, mayor demanda- de vehículos híbridos y eléctricos, en los que el problema de la contaminación con el paso de los años dejará de ser el principal protagonista, dentro de unos años, también con la conducción autónoma, la seguridad dejará de serlo, careciendo del valor y la importancia que tiene hoy en día la antigüedad de un vehículo.
Ahora bien, es evidente que no son el principal problema: el 56% de las partículas son emitidas por tiendas, centros comerciales, edificios institucionales y viviendas particulares, mientras que otro 10% de la contaminación se atribuye a procesos productivos industriales, así como el 5% correspondientes a la generación y transporte de energía, 7% uso de energía en industria y 5% en agrícolas.
Además de las medidas tomadas con el sector del automóvil privado, ¿qué otras medidas se van a tomar con el resto de sectores? es evidente que no hay mucho margen de maniobra con el escenario actual donde tenemos un impuesto al sol, pero está visto que el problema es mucho más complejo que el que se intenta plasmar desde algunos ámbitos de la sociedad culpabilizando únicamente al coche de los problemas de contaminación que acontecen en la actualidad y el cambio climático.
Vía: Elmundo