Un buggy, por definición, suele ser un artefacto bastante divertido. Su peso ligero (al estar desprovisto de cualquier elemento destinado al confort), unido a la libertad que te confiere el hecho de ir tan descubierto lo hacen un cartucho ideal para desconectar de la rutina los fines de semana.
Pero… imagínate que lo llevamos mucho más allá. Imagina, por un momento, que le metemos un motor de cinco cilindros sobrealimentado procedente del Audi TT RS debidamente potenciado para alcanzar los 700 CV y que además, le dotamos también de tracción total para asegurarnos una correcta transferencia de su potencia al suelo. Suena muy interesante, ¿verdad?
Pues deja de soñar, porque la firma neerlandesa Kroenenburg Autosport dedicada a la mecánica de competición ha sintetizado lo que acabamos de relatar, dando a luz este entrañable Frankestein al que resultará difícil seguirle con la gran mayoría de coches del mercado.
Por si fuera, poco, cuenta además con un sistema de ALS (sistema antilag) que nos deleita con sus petardeos y fogonazos a la hora de cambiar de marcha o reducir. Resulta difícil elegir qué es lo que más nos impresiona, si el espectáculo que genera al soltar gas, o el sonido que emana su cinco cilindros a través del escape.
Si te ha gustado, te informamos de que no está en venta y lograr hacer un trabajo como el que vemos en el vídeo no es nada económico ni sencillo… pero tienes alternativas (con bastante menos potencia, aunque muy divertidas también) como el Ariel Nomad con el motor Honda 2.4 i-VTEC en versiones atmosférica y sobrealimentada, a partir de 42.000 euros.