Allá por 2015, la DGT puso en marcha una nueva campaña en la que iba a cambiar la política de radares, trasladando muchos de ellos a carreteras secundarias donde el 75% de los accidentes con víctimas mortales se dan lugar. Y este tipo de movimientos siempre van generados de una gran controversia y polarización social, en la cual, muchos se posicionan a favor porque consideran que es una medida que puede reducir la siniestralidad, mientras tanto, otros se escudan en que es una forma de incrementar la recaudación.
Y podíamos decir, que en este caso, el agorero estaba en lo cierto. ¡La recaudación en 2016 ha aumentado de manera espectacular! Nada menos que un crecimiento del 30%, ya que lograron 164 millones de euros en multas de tráfico, suponiendo un fuerte contraste, por ejemplo, con los 120 millones que se lograron en 2012. La cifra en 2014 ascendió a 129 millones de euros.
Claro, con estas cifras en la mesa, lo mínimo que se puede esperar es una mejora en la cifra de muertos, ¿no? pues tenemos malas noticias. A finales de 2016, la cifra de muertos (1.160) resultó ser superior a la del año anterior (2015, con 1.131 fallecidos), un hecho inédito en los últimos 13 años y que deja patente que algo no se está haciendo bien dentro de este órgano… siempre que se pretenda priorizar la reducción de víctimas y no la recaudación, naturalmente.
Por comunidades, la que más ha recaudado ha sido Andalucía, con 36 millones de euros, quedándose cerca Castilla y león con 25 millones y finalmente Galicia copando ese top 3 con 19 millones de euros. El extremo opuesto queda conformado por Cantabria, La Rioja y Canarias, que no alcanzaron los dos millones de euros. Por su parte, del grueso de multas de la DGT, el 41,5% de ellas corresponden a radares y excesos de velocidad.
¿Cambiará la DGT su estrategia en vista de los resultados? ¿o seguirá apostando por la misma fórmula?