Tanto Audi como Porsche son dos marcas pertenecientes al mismo grupo automovilístico (Grupo VAG), y aunque han compartido motorizaciones, piezas e incluso plataformas, hasta la fecha han logrado mantener muy clara su identidad propia e independencia, véase los claros ejemplos del Porsche Macan y Cayenne. Por el momento esto no va a cambiar, sino que se va a seguir potenciando dicha alianza a fin de poder optimizar mejor el gasto entre marcas dentro del grupo de cara al futuro tal y como han oficializado.
Y esto es algo que el propio Rupert Stadler, presidente de Audi AG lo ha pregonado: quieren seguir buscando soluciones de manera conjunta, mientras que el presidente de Porsche AG, Oliver Blume, ha matizado que la colaboración se realizará en todas aquellas áreas que tenga sentido, siempre y cuando se mantenga la diferenciación entre ambas marcas. En la hoja de ruta que se van a marcar de aquí a 2025, las principales áreas a atacar van a ser la electrificación, conducción autónoma y digitalización, áreas en las cuales mediante la colaboración pueden verse beneficiadas ambas marcas.
Desde que el escándalo del Dieselgate saltó a la palestra, Volkswagen inició una agresiva campaña de optimización de costes que incluía la cancelación del desarrollo de modelos de nicho específico, pero no es suficiente para paliar el importante agujero que ha dejado en sus cuentas, por ello, que marcas como Audi con sus chasis de materiales ligeros combinados o en el caso de Porsche con la tecnología y plataforma del Mission E pueden lograr una combinación muy interesante.
Recordemos que Audi de manera paralela también se encuentra desarrollando su propia plataforma eléctrica, denominada C-BEV derivada de la MLB que deberíamos ver en su primera iteración sobre el SUV eléctrico que pretenden lanzar para el año 2018. Por otra parte, también se encuentran trabajando junto con Nvidia en tecnología de conducción autónoma de nivel 3 para que de esta forma, a finales de la década, puedan llegar finalmente al tan ansiado nivel 5.
