No será el primer modelo de Opel que estrene tecnología de PSA, puesto que esto ya lo hizo recientemente el Combo, Crossland X y Grandland X, fruto del acuerdo que tenían previamente establecido entre PSA y General Motors. Sin embargo, tras la adquisición de Opel por parte de PSA con un valor de 2.200, próximamente veremos modelos que ya hayan sido paridos tras la adquisición como es el caso de la nueva generación del Corsa.
Llegará en el año 2019, compartirá su plataforma con el Peugeot 208 y Citroën C3 (posiblemente, sobre una plataforma de nueva factura diseñada para vehículos de tamaño contenido que recibe el nombre de EMP1 y cuyo desarrollo arrancó en 2015) y además -y algo que es muy buena noticia para todos- es que su producción se realizará exclusivamente en la planta de Figueruelas en Zaragoza, tal y como ha confirmado esta mañana el consejero de la compañía Thomas Neumann y el director general de Opel España, Antonio Cobo. En dicha planta también se produce el Crossland X que viene a reemplazar al Meriva.
De esta forma, con la economía a escala, PSA podrá obtener un mayor beneficio al reducir los costes de I+D en favor de un mayor beneficio. Algo que no tiene por qué ser malo (ahí tenemos al grupo Volkswagen y todas las plataformas y tecnologías que comparten entre los diferentes modelos de marcas del grupo con los resultados ya conocidos). Y esto es precisamente lo que ha justificado que PSA haya roto en el desarrollo del nuevo Corsa todo el trabajo realizado hasta la fecha con General Motors, puesto que sale mucho más a cuenta hacer uso de su propia tecnología que tener una mezcla de ambas tecnologías en la que deban abonar unos royalties por el uso y explotación de parte de ellas.
Además de tecnologías, plataformas… también nos encontraremos una gama de motores comunes en todos ellos, y será ya cada fabricante el que le de su toque personal, que donde más plausible debería ser es en las variantes de alto rendimiento, como el Corsa OPC o 208 GTI.
