Han pasado alrededor de ocho años desde que Porsche introdujese por primera vez en la historia de la marca un primer propulsor diésel. Por entonces, la sorpresa fue grande pero no mayúscula, y es que la puesta en escena de una alternativa diésel para el Cayenne, era una necesidad imperiosa para captar ventas de todos aquellos que buscasen una opción más económica y eficiente de cara al ahorro de combustible, sin tener que optar a los portentosos ocho cilindros.
Sin embargo, hoy la historia es bien diferente. Con las motorizaciones diésel ampliamente extendidas en la gama de Porsche -Panamera, Cayenne y Macan-, parece que la historia que veremos en los próximos años volverá a dar un giro, pero esta ocasión, no hasta donde lo hemos visto habitualmente. Porsche quiere eliminar todas las motorizaciones diésel por los escándalos de emisiones y las restricciones que poco a poco se imponen a las motorizaciones diésel, y será antes de la próxima década cuando esta transición, podría ser completa.
En lugar de motores diésel, veremos una mayor incursión de modelos híbridos. Este primer cambio podría verse reflejado en el nuevo Cayenne. El gran SUV de los chicos de Stuttgart estará basado en la plataforma MLB Evo del Audi Q7 y Bentley Bentayga, y podría prescindir del motor diésel desde un primer momento. ¿En su lugar? Un tren de propulsión híbrido que reduzca las emisiones contaminantes, aunque resulte en un precio neto mayor, y que permita a Porsche esquivar las restricciones. Yendo más allá, el Panamera será el segundo en seguir este camino, teniendo más difícil la transición el Macan.
El Porsche Macan será el último en enfrentarse a este cambio y si se diese el hipotético caso de que se retrasase más allá del 2020 la desaparición del motor diésel de Porsche, será por el crossover. Las ventas actuales de la marca alemana a nivel global representan en un 35% las motorizaciones turbodiésel, y el Macan tiene en gran parte la culpa de ello.
