La era de la informatización se forja en todos los ámbitos y sectores de nuestra sociedad, pero uno de los grandes beneficiados ha sido el automóvil, en los que cada vez encontramos mayores tecnologías enfocadas a la automatización de la conducción y a sistemas enfocados tanto a la mejora de su seguridad, del confort y finalmente de la eficacia sobre el asfalto. De hecho, es precisamente esto lo que podrá sentenciar a que muchos de los coches que salen hoy en día de las cadenas de producción, tengan una vida mucho más limitada que otros grandes clásicos de hoy en día precisamente por la complejidad para poder repararlos.
El Ford GT es uno de esos vehículos altamente informatizado, donde a través de sus 50 sensores, genera nada menos que 100 GB de datos a la hora, lo que equivale a 25.000 canciones. ¡Esto es más de lo que genera un avión de combate Lockheed Martin F35 Lightning II!. ¿Qué datos se incluyen para lograr generar esa cantidad tan desproporcionada de información? Entre otras cosas, se recogen datos del motor, control de estabilidad, humedad del aire, posición de los pedales.
Y todo esta recogida de logs tiene una finalidad: ser posteriormente procesados por las 25 centralitas con las que cuenta el coche y cuyos sistemas de control informático controlados por aplicaciones con más de 10 millones de líneas de código en total permiten analizar 300 MB de datos cada segundo, permite sintetizarse en una mejora del rendimiento, mayor versatilidad y flexibilidad al adaptar el perfil del coche a las necesidades de cada momento, ya circulemos a 289 km/h o a 28 km/h.
¿Y cómo se consigue todo eso? Gracias a que esas 25 centralitas, una vez procesan la información, actúan sobre la aerodinámica activa, la suspensión activa derivada de la F1, además de los controles de estabilidad.
¡Espectacular! ¿no crees? Eso sí, tan sólo 1.000 afortunados clientes podrán hacerse con uno durante los cuatro años que estará en venta… y para ello, no te bastará únicamente con tener el dinero necesario.