Echando la vista atrás, tenemos que remontarnos hasta mediados del pasado año 2016 para recordar el cese de un proyecto que se antojaba muy ambicioso, pero que no terminó por cuajar en las ideas de Porsche por entonces. Y es que el 911 híbrido fue en su momento una de las prioridades principales de la marca alemana, pero quedó claro que no era el momento. Porsche representa el 911 como un máxime de la tecnología y las capacidades dinámicas, y la imagen debe permanecer intacta en este aspecto.
Por ello, no es de extrañar que ahora hayan decidido retomar el proyecto, y lo postulen como un debut previsto a mediados de la próxima generación del Porsche 911, el cual llegará antes de que termine la década. ¿Cuál es el objetivo? Claro y sencillo: un Porsche 911 híbrido con mucho que ofrecer, y aprovechando las nuevas tecnologías tales como las baterías en estado sólido. Suficientes para quitar el lastre del peso excesivo que supondría un kit de baterías tradicional para ofrecer unas capacidades dinámicas importantes, y eficaz a la vez para otorgar unas cifras sobre el asfalto muy interesantes.
¿El objetivo? Posicionar el Porsche 911 híbrido como un coupé deportivo de altos vuelos que ofrezca consumos y emisiones contaminantes muy reducidos a la par que prestaciones muy elevadas. El 911 híbrido podría encajar como una versión anterior o posterior en lo que a potencia respecta en comparación con el 911 Turbo.De hecho, podría ser incluso el escogido para dar vida al 911 más potente de la gama. ¿Quiere decir esto que el próximo 911 GT2 RS será híbrido? Tendremos que esperar, pero de momento todo apunta a que será una de las posibilidades.