Algo que le podíamos achacar al Opel Grandland X en su llegada al mercado era precisamente su raquítica gama de motores formada únicamente por dos opciones, aunque ya aterrizó con la promesa de ir completándose con el tiempo. Esta promesa comienza a cumplirse ahora con el aterrizaje del motor diésel 2 litros y 177 CV con 400 Nm de par a 2.000 rpm que a su vez, se posiciona como la opción más frugal y potente de la gama, contando de serie con el sistema de tracción integral de Opel que recibe el nombre de IntelliGrip y cuenta con cinco modos de funcionamiento.
Este propulsor está únicamente dotado de una caja de cambios automática de ocho velocidades como la que encontramos en el Opel Insignia Grand Sport. También, llega aparejado a un único acabado, el más alto de la gama, que como te podrás imaginar, va bien servido de opciones: pintura especial de color ‘Negro Diamante’ en techo y carcasas de los retrovisores, llantas de aleación bicolor de 19 pulgadas, faros adaptativos de LED, asistente de aparcamiento, alerta de fartiga de conductor, sensor de lluvia, retrovisor interior fotosensible, alerta de colisión frontal con detector de peatones, sistema de frenada de emergencia, asistente de mantenimiento de carril, entre otros.
Pensando también en el entretenimiento y confort de sus ocupantes, encontramos en su habitáculo un sistema de sonido Denon formado por ocho altavoces y un subwoofer, un sistema de infoentretenimiento Navi 5.0 IntelliLink con pantalla táctil de ocho pulgadas y compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto, además de un sistema de carga inalámbrica de teléfonos móviles. La tapicería de los asientos, por su parte, es mixta tela/símil cuero mientras que el pedalier es en aluminio.
Este propulsor en el Grandland X homologa un consumo de combustible de 4,9l/100 km con unas emisiones de CO2 de 127 g/km, necesitando 9,1 segundos para alcanzar los 100 km/h y alcanzando una velocidad máxima de 214 km/h con una capacidad de remolque de 2.000 kg.
