Durante este último año, BMW ha presentado numerosos nuevos modelos y ha confirmado proyectos que saldrán al mercado dentro de muy poco. Todos ellos con un cambio de imagen importante respecto a sus predecesores -en el caso de los que lo tienen- y con una sensación e imagen de frescura que para muchos, ya se echaba en falta. No obstante, los de Múnich quieren más:
BMW prevé dar un giro radical al diseño e imagen de sus nuevos modelos durante las próximas generaciones. Quieren que los modelos cuenten con un diseño más independiente y no sean tan similares y característicos entre sí, como ocurre en buena parte de la gama que ofrecen hoy por hoy. Sin ir más lejos, las similitudes entre el Serie 5 y el Serie 7, son la mejor demostración de ello.
Esta estrategia lleva un tiempo en marcha, aunque en menor medida. La apuesta por la enorme parrilla en el X7 (imagen siguiente) es una buena demostración de ello, aunque los cambios irán más por otros modelos con mayor continuidad y rivales cercanos, más que en modelos totalmente nuevos que no tienen rivalidad posible dentro de la marca.
Donde realmente veremos este cambio evolutivo será en los futuros Serie 3, Serie 4 y Serie 4 Gran Coupé. Este trío de modelos, que parten del mismo chasis, equipamiento y motorizaciones, deberán ofrecer una imagen única e identitaria más que formar un conjunto de variantes entre sí. Sobre todo, en lo que respecta al sedán estándar y el Gran Coupé, ya que ambos contarán con el mismo número de puertas.