Ford acaba de confirmar que en el mes de Junio concluirá la producción tanto de los B-Max como el C-Max como parte de su estrategia de optimización de costes en Europa, en la cual además también va a acarrear importantes cifras de despidos en varias de sus factorías (5.000 en el caso de alemania) a fin de poder volver detener las enormes pérdidas que están teniendo en el viejo continente.
¿Por qué Ford ha decidido prescindir de estos dos modelos de su gama, y además, no brindar un sustituto para ellos? La respuesta es muy sencilla: el segmento de los monovolúmenes ha sufrido un descalabro comercial estos últimos años en favor de los SUVs y crossover. Mientras que algunas marcas han decidido evolucionar sus monovolúmenes tradicionales hacia un híbrido con aspecto campero, en el caso de Ford seguía manteniendo la esencia del segmento en estos dos modelos, dando como resultado unas ventas muy bajas que hacen inviable continuar con la comercialización de dichos modelos.
En cualquier caso, conviene también recordar que en el caso del C-Max y Grand C-Max se trata también de un modelo que lleva vigente en el mercado -con actualizaciones- desde el año 2010, por lo que parte del motivo de su retirada también atiende a la veteranía del mismo (que es superior a la vida media de modelos del segmento), además de las bajas ventas ya mencionadas anteriormente.
La firma del óvalo azul tratará de cubrir gran parte del hueco dejado en las líneas de producción del C-Max con el Focus, sin embargo, no será completo en cualquier caso, por tanto se apoyarán también en los despidos anteriormente mencionados y prejubilaciones para poder llevar a cabo dicho ajuste.
