El Mazda MX-5 es uno de esos escasos modelos que ha aguantado estoicamente las nuevas tendencias del mercado: cambios automáticos sin opción a manual, motores diésel, coches pesados, motores con turbocompresor… ¿qué más se le puede pedir?
La actual generación ya lleva con nosotros en el mercado cuatro años, y hace no mucho tiempo recibió una actualización donde se mejoraban pequeños detalles de él y su motor de 2 litros recibía un importante aumento de potencia y grandes mejoras en sus componentes internos. Llegados a este punto, en Mazda ya están con la vista puesta en el que será su relevo generacional, el MX-5 NE que conoceremos la siguiente década.
Pero por más resistencia que quiera oponer el fabricante nipón, las cada vez más estrictas regulaciones en materia de emisiones van a tener que forzarle a marcar un punto de inflexión en el modelo, que bien podría suponer que veamos por primera vez una mecánica híbrida en él.
Vale, hay varios deportivos híbridos en el mercado que anhelaríamos poder tenerlos, ¿cuál es el problema entonces? Que el peso de las baterías implicaría sí o sí tener que aumentar el peso del actual modelo, que actualmente es de poco más de 1.000 kilogramos en ambas motorizaciones. El director de I+D, Ichiro Hirose, ha comentado que se encuentran ahora mismo en esta tesitura, teniendo claro que si aplican la electrificación, deben estar seguros de que no dispara el peso del conjunto.
El jefe de marca y diseño, Ikuo Maeda, ha hecho también una declaración al respecto: «La preferencia de las personas que disfrutan conduciendo coches deportivos podría estar cambiando, por lo que tenemos que pensar en el rumbo que está tomando la sociedad. Queremos buscar el mejor propulsor para mantener el peso del vehículo, pero debido a la diversificación de requisitos y preferencias, necesitamos explorar varias opciones».
Vía: Autocar