Sin lugar a dudas, 2019 ha sido el año que podríamos considerar como el del inicio de la revolución para el sector del automóvil. La consolidación del coche ecológico y soluciones de movilidad como el renting o el leasing, que permiten disfrutar de un vehículo sin necesidad de poseerlo, están introduciendo cambios en un sector bastante estático hasta la fecha y que se caracterizaba por la falta de innovación y mejora en sus modelos de venta.
Los datos de matriculaciones de 2019 nos indican que, efectivamente, algo está cambiando en el sector del automóvil. El pasado año ha sido el primero desde 2012 en el que las matriculaciones de vehículos han sufrido un descenso. Concretamente se han matriculado un 5% menos de vehículos que en el año 2018.
Sin embargo, las estimaciones de venta de vehículos para 2020, no arrojan cifras mucho más esperanzadoras. En un primer lugar, se espera que las ventas se estanquen durante este año con un crecimiento del 0,5%. Son varios los factores que según los expertos van a influenciar en este estancamiento.
El primero de ellos es el encarecimiento de los nuevos vehículos como consecuencia de la entrada en vigor de la nueva normativa europea de emisiones de CO2, que obliga a que la media de los vehículos vendidos en 2020 no genere más de 95 gramos de CO2 por kilómetro recorrido.
Otro factor importante y que está estrechamente relacionado con el anterior es la incertidumbre en la legislación, producida por la guerra contra el diésel y las restricciones de circulación en las grandes ciudades. Aspectos que, sumados a la desaceleración de la economía y a la escasa implantación de reformas por la incertidumbre política, han provocado que 2019 y las predicciones para 2020 no sean muy positivas.
A estos factores hay que sumar el cambio de mentalidad en gran parte de la sociedad, especialmente en los jóvenes, en lo que al sentido de la propiedad se refiere. Comprar un coche implica gastos. Gastos que no terminan con la compra del vehículo: averías, impuestos de circulación, ITV, cambio de neumáticos o gastos del seguro son algunos ejemplos de ello. Si bien comprar un coche no es algo barato, lo cierto es que este tipo de gastos tampoco lo son. Es por esta razón que cada vez más gente se está interesando por opciones alternativas a la compra como el renting o el leasing. Modalidades en las que se puede disfrutar de un vehículo sin la necesidad de comprarlo.
En el caso concreto del renting, en 2019 se incrementó el número de vehículos bajo esta modalidad en un 13,14% respecto al año anterior, lo cual supone el 20% de todas las matriculaciones que se realizaron en España.
En qué consiste el renting y el leasing
En un primer lugar, el leasing consiste en un contrato financiero por el que la empresa cede el uso de un vehículo a otra por un tiempo determinado y a cambio, percibe unas cuotas periódicas. Una vez el contrato ha finalizado, el arrendatario tendrá la posibilidad de ejercitar la opción de compra sobre dicho bien.
Por otra parte, el renting es un concepto parecido, ya que en este caso una empresa cede el uso de un vehículo a otra empresa o particular por un tiempo y a cambio de unas cuotas, no habiendo opción a compra al finalizar el contrato.
Diferencias entre leasing y renting
Una vez hemos conocido cuál es el significado de estos conceptos, debemos conocer cuáles son las principales diferencias y ventajas entre el leasing y el renting. Como bien explica en su web la startup de renting de vehículos Vamos, las diferencias entre leasing y renting de vehículos, aún pareciendo modalidades muy similares de tener coche, encierran una serie de particularidades que hacen que funcionen para tipos de clientes con necesidades muy diferentes.
En primer lugar, debemos destacar el servicio de mantenimiento. En este caso, en el contrato de leasing, deberemos contratar los servicios de mantenimiento con otra compañía distinta, puesto que es el arrendatario quien deberá costear esos gastos. En cuanto al renting, hay que destacar la ventaja de que el arrendador asume los gastos para que el vehículo opere en las condiciones idóneas.
Por otro lado, en el leasing, el bien debe destinarse a la actividad económica que desarrolla la empresa, mientras que en el caso del renting no hay obligación a ello. Por esa razón, el leasing está destinado solo a empresas y el renting a cualquier persona física o jurídica.
Otro aspecto a destacar es el de las ventajas fiscales. En el leasing podemos deducirnos a nivel fiscal la totalidad de las cuotas satisfechas y en el renting, únicamente los importes de las cuotas satisfechas por el arrendamiento.
Tal y como avanzábamos anteriormente, en el leasing, el arrendatario podrá ejercitar la opción de compra del bien una vez ha finalizado el contrato, mientras que en el renting no existe esta posibilidad en la mayor parte de los casos.
Ahora que conocemos el significado, ventajas y diferencias, ya podemos hacernos una idea de por qué estas modalidades de tener coche estarán cada vez más presentes en los años venideros en el sector de la automoción española.