Tiff Needell prueba todas las generaciones del BMW M5 y nos lo cuenta en un vídeo

36 años de producción que arrancaron en 1984 con el debut del BMW M5 E28, donde un motor de 3.5 litros y 6 seis cilindros en línea con 286 CV movía la berlina y la etiquetaba como una de las más prestacionales del mundo. No sólo eso, tuvo una producción muy limitada de tan sólo 2.241 unidades, algo que da pie a que a día de hoy tenga una excelente cotización en el mercado de segunda mano por su rareza y exclusividad.

La siguiente generación es el BMW E34, que siguió manteniendo los seis cilindros pero a cambio ganó en tecnología, entre otras cosas, siendo el primer M5 en recibir la suspensión adaptativa, si bien todos estos avances hicieron que su peso incrementara de forma considerable. Para compensar este aumento de peso, su potencia aumentó hasta los 315 CV.

Con el M5 E39 en 1998 llegó la transición al motor V8 de 4.9 litros con el código S62 y 400 CV de potencia. En este caso también ganó mucha tecnología y pese a todo sólo incrementó de manera muy ligera su peso. Los 85 CV adicionales se sintetizaron en una ganancia considerable de prestaciones, con un 0-100 km/h en 4,8 segundos. Para muchos, el M5 más carismático de todos ellos.

El BMW M5 E60 sumó dos cilindros más con un V10 de 5 litros con el código S86, y que en Europa únicamente llegó con la controvertida caja SMG que tantos dolores de cabeza ha dado a sus propietarios, contando únicamente para el mercado norteamericano con caja de cambios manual.

Después, han llegado los M5 F10 y F90, en ambos casos ya únicamente con cambio manual y también sólo con motores V8 (muchos también anhelan la sinfonía del V10), estrenando además en los F90 la tracción total de serie, a diferencia de todas sus generaciones anteriores.

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