Pese a que recibió un lavado de cara el pasado mes de Febrero, el futuro del Renault Mégane está en tela de juicio, de acuerdo a unas informaciones publicadas por AutoExpress, citando al jefe de diseño de Renault, Laurens van den Acker.
Pero… ¿cómo es posible que uno de los modelos troncales de su gama durante las últimas décadas y uno de los referentes del segmento C en el Viejo Continente pueda estar ahora en peligro? La explicación se debe a dos factores: el auge de la movilidad eléctrica y la caída de ventas del modelo. Para ponernos en contexto, el Mégane vendió en 2010 465.732 unidades en Europa, mientras que en 2019 ha vendido 209.845 unidades. Es un descenso muy importante, así que es normal que se estén replanteando su estrategia, más aún teniendo en cuenta la delicada situación por la que atraviesa actualmente la marca. Y si lo comparamos con uno de sus principales rivales como es el Volkswagen Golf, el modelo alemán le aventaja con una enorme diferencia.
Es por ello que la marca apostará con firmeza por la electrificación, gracias a la nueva plataforma CMF-EV de la Alianza, donde veremos un B-SUV eléctrico en 2021 así como un modelo derivado del Nissan Ariya. Mientras tanto, en su reciente actualización, el Mégane ha recibido la variante híbrida e-Tech de 160 CV con dos motores eléctricos y un 1.6 de cuatro cilindros gasolina, que permite una autonomía de hasta 50 kilómetros en ciclo combinado y hasta 65 kilómetros en entorno urbano.
Laurens no se ha pronunciado en firme respecto a la decisión final que recaerá sobre el futuro del Mégane, salvo que ha matizado que podría desaparecer en un futuro en favor de un compacto 100% eléctrico: «no podemos permitirnos desarrollar todo al mismo tiempo… hay que poner el dinero donde está el futuro del mercado».