Si hablamos de los orígenes del Carrera GT, tenemos que remontarnos a las leyendas de LeMans, allá a finales de los 90. Corría el año 1998, y con la participación de la firma alemana con su Porsche GT1, nació una idea, una idea que suponía el reto más grande a batir, una meta, muy, muy difícil de conseguir.
Se trató de llevar a la calle la tecnología, el poderío y el espíritu que caracterizaba el GT1 al asfalto, la calle. Hacer un superdeportivo a raíz del luchador de LeMans fue la idea base de un gran proyecto, nunca antes visto en Porsche. Como su homónimo, el Porsche de calle llevaría un 6 cilindros bóxer twin turbo, que entregaría una grandísima potencia pensado para hacer la competencia al más duro. Esto se vio reflejado en el Porsche 996 GT Strasserversion, un modelo basado en el 996 que fue muy limitado y que reflejaba un tributo al abandono de esta serie en LeMans.
Tras un largo camino de investigación, desarrollo e inversión empezó a nacer el Carrera GT. Un coche de ventas limitadas pero más amplias que las del GT1, siendo esta vez, se desestimó el bóxer twin turbo para dejar paso a algo más fuerte, algo en lo que se estaba trabajando desde principios de los 90, un bloque V10 modificado exclusivamente para el lobo, que finalmente dio 605 caballos en 5.7 litros.
¿El resultado? Es bastante obvio, un superdeportivo con prestaciones de infarto, un peso bajísimo y sonido de Fórmula 1 (Sí, el motor fue en un principio destinado a un equipo de la competición reina), con el alma y el espíritu de Porsche y de la competición más exclusiva y salvaje.
Si sabes inglés y prefieres ver todo esto en un vídeo conmemorativo oficial de Porsche, revisa esta entrada.