Bien es cierto que un coche eléctrico no emite -localmente- emisiones de CO2. Sin embargo, hay un proceso detrás que hoy por hoy sí que emite y que todavía quedan muchos años para que realmente sea limpio. Hablamos tanto del proceso de producción, así como del mix energético empleado para cargar habitualmente el vehículo.
Pero… ¿se puede cuantificar para compararlo con los vehículos de combustión? Volvo Motors ha llevado a cabo un estudio en el que ha concluido que el proceso de producción de un Volvo C40 Recharge 100% eléctrico genera un 70% más de emisiones respecto al mismo XC40 con motor térmico.
En este estudio comparativo, se analiza la huella de carbono total del XC40 Recharge eléctrico teniendo en cuenta la energía con la que se recargue (renovable o mix europeo actual). En otras palabras, que con el mix eléctrico global actual (donde un 60% de la energía se genera a partir de combustibles fósiles), el C40 Recharge eléctrico tiene una huella de carbono un 15% inferior a la del XC40 gasolina en 200.000 kilómetros de vida útil, emitiendo hasta 50 toneladas de CO2 durante la vida útil del vehículo.
Esta huella de carbono, haciendo uso del mix eléctrico actual de la UE-28, se reduciría a 42 toneladas durante su vida útil, es decir, un 30% menos que el XC40 con motor gasolina. Y en el caso de que su energía venga en su totalidad de energías verdes, supondría un impacto de 27 toneladas de CO2.
Es decir, que si comparamos el modelo gasolina con los tres escenarios planteados a la hora de cargar el C40 Recharge (con el mix eléctrico global, mix eléctrico UE-28 y el 100% renovable), en todos ellos el C40 Recharge sale favorecido a largo plazo, con más o menos diferencia en función del mix con el que lo comparemos.