Hace unas semanas era noticia el nuevo BMW X1 xDrive 2.8i con su interesante motor de TwinPower Turbo. Una combinación bastante buena: coche nuevo y motor nuevo. ¿Pero que se hable tan bien de un motor como éste?
De entrada, no olvidemos que estamos ante un motor BMW, lo que ya supone una ventaja y cierto nivel de confianza. Centrandonos, el TwinPower Turbo se basa en la tecnología Twin Scroll. Este sistema consiste en la colocación de las entradas/salidas cada dos cilindros. Si hablamos del motor de cuatro cilindros, una es para el primero y el cuarto y la otra es para segundo y tercero. De ésta forma optimiza la salida de los gases y permite un mejor funcionamiento del turbo. Durante el movimiento de los cilindros, el sistema evacúa los gases de los cilindros que se encuentran en la cuarta fase del ciclo, es decir, el escape, y lo hace de forma simultánea. Al mismo tiempo, permite el posterior llenado más rápido de los cilindros.
Al final, todo ello se traduce en un incremento de prestaciones, alcanzando los 245 cv en el caso del motor 2.8i y 350Nm a 1.250 rpm. Si se suman los sistemas modernos de Valvetronic y Start&Stop el incremento de rendimiento es todavía mayor. Consigue reducir el condumo un litro y medio. Evidentemente ante una mejora así, la aceleración y las recuperaciones se ven favorecidas. Gracias al par máximo situado en 1.250 revoluciones por minuto, la respuesta en bajas es muy buena.