El yen va pisando fuerte y eso afecta de forma directa en la rentabilidad de los fabricantes de coches. Honda ya ha dejado claro que piensa tener una producción propia en la próxima década y ahora Toyota, el fabricante japonés número uno, presiona a sus proveedores para reducir los precios, pues si no lo hacen recurrirán a otros.
Según Bloomberg, Toyota pierde unos 443 millones de dólares con cada apreciación del yen con respecto del dólar y desde el maremoto del pasado mes de marzo han sufrido mucho. El grupo de los 219 proveedores locales más importantes se ven obligados a reducir sus precios, ya que los fabricantes se verán obligados a acudir a proveedores de otros continentes.
Amiko Tomita, portavoz de Toyota, no ha querido comentar nada acerca de la situación producida, pero la tensión se nota en el ambiente y se teme que la compañía pueda verse obligada a deshacerse del «Kereitsu», que se traduce como «un grupo que coopera con Toyota», formado en diciembre de 1943.
Los analistas piensan que Toyota podría seguir el ejemplo Nissan. Cuando Carlos Ghosn se hizo cargo de la empresa en 2000, su principal objetivo era la reducción de costes y devolver la rentabilidad a la compañía. Su táctica tuvo bastante éxito, sin duda alguna.
Vía: carscoop