Toyota ha dado a conocer el iQ EV, una evolución del prototipo presentado en el 2011 y que ahora resulta aún más interesante si cabe porque es completamente eléctrico, manteniendo el mismo espacio para los pasajeros y para la carga de equipaje, y a su vez, conservando también un centro de gravedad adecuado.
En el modelo presentado, respecto a las variantes convencionales, presenta algunos cambios estéticos, como unas entradas de aire más pequeñas en el frontal para mejorar su aerodinámica, llantas de aleación específicas, pintura exterior bitono (blanco perlado/negro). En su habitáculo, también hay algunos cambios, como la luz de cortesía que es de color azul, y en el centro del salpicadero encontramos una pantalla de 3,5 pulgadas donde se puede ver toda la información relativa al funcionamiento y estado del sistema eléctrico.
Sin embargo, te preguntarás cómo es posible que los ingenieros de Toyota hayan logrado albergar las baterías sin mermar por ello el espacio interior ni su capacidad de carga. Muy fácil, el iQ EV crece unos centímetros respecto al convencional, pasando de 2,99 metros a 3,12 metros de longitud. Este aumento de longitud, unido al peso adicional que suponen las baterías, hace que también su peso total se vea incrementado 125 kg respecto al iQ 1.3, situándose en un total de 1.130 kilogramos.
El iQ EV, de acuerdo a las informaciones proporcionadas por Toyota, tiene una autonomía de 85 km, gracias a sus baterías de 150 celdas de 12 kWh de capacidad en total situadas en el piso del coche. Su motor eléctrico tiene una potencia equivalente a 64 CV (47 kW), que le permite realizar el 0-100 Km/h en 14 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 125 Km/h. Por su parte, podemos realizar una recarga rápida en 15 minutos para dejar las baterías al 80%.
Por el momento Toyota no ha anunciado cuándo se iniciará su comercialización.