Nissan consiguió llamar la atención de las masas con el Juke-R (sí, ese mismo con motor y tracción de GT-R R35), y por ende, al modelo de calle, aunque poco tenga que ver. Tal fue su éxito, que optó por vender una tirada limitada a unas 20 unidades a un precio estratosférico, pero como se suele decir, la exclusividad tiene un precio.
Y siguiendo con la senda dejada por el Juke-R, Nissan parece dispuesta a repetir la experiencia, pero esta vez con el exitoso Qashqai. Si con el Juke-R se alió la división Europea de Nissan con RML Automotive para la construcción de los prototipos del Juke-R, ahora, para la construcción del «Qashqai-R» ha optado por aliarse con Severn Valley Motorsport, un taller especializado en preparación de modelos de la marca nipona.
Así pues, tomando como base un Qashqai +2 , ambas partes se pondrán manos a la obra para desarrollar un engendro derivado del Qashqai con el propulsor V6 VR38DETT de 550 CV y su sistema de tracción. Aunque en este caso a priori lo tienen aparentemente algo más fácil por el mayor tamaño y espacio que ofrece el Qashqai respecto al Juke, lo cierto es que es una labor titánica adaptar todo, y además, realizar todos los refuerzos y modificaciones oportunas en el chasis. Y lo más difícil: lograr que transmita toda la potencia correctamente al suelo y que su comportamiento dinámico sea adecuado.
Posiblemente, algunos consideren un crimen sacrificar una unidad de GT-R para hacer algo así, pero en cierto modo también consuela que lo están haciendo sobre un coche en producción y cuya producción no es limitada. Lo que sí que podemos estar de acuerdo, es que el experimento resulta muy curioso.
Vía: MotorAuthority