Ya hay algún país que otro como Noruega que se ha puesto como objetivo dentro de pocos años prohibir la venta de coches gasolina y diésel en favor de los eléctricos, pero ya vaticinamos que este tipo de decisiones no quedarían exclusivamente relegadas a un país o un grupo de países concretos, sino que paulatinamente iríamos viendo movimientos similares por parte de otros países e incluso grandes potencias para de esta forma también forzar a los fabricantes a acelerar el desarrollo de vehículos eléctricos.
En esta ocasión, el motor de la economía europea, Alemania, ha sido quien ha dado un paso al frente posicionándose en contra de la venta de coches eléctricos. El gobierno alemán plantea que a partir de 2030 sólo se permita la comercialización de vehículos eléctricos en aquel mercado, para de esta forma lograr reducir las emisiones de CO2 entre un 80 y un 95% para 2050, todo ello teniendo en cuenta que de normal, la vida útil de un coche suele estar situada en los 20 años.
¿Qué ha motivado a un país como Alemania a plantearse una decisión de esta magnitud? Básicamente, que desde los años ’90 no están consiguiendo una reducción significativa de los niveles de emisiones existentes, por lo tanto, deben plantearse medidas mucho más radicales para lograr nuevamente una reducción significativa y sostenible.
Fabricantes alemanes como Volkswagen o Daimler ya han anunciado sus ambiciosos planes de electrificación de sus gamas, mientras que otros fabricantes también alemanes continúan grandes avances de cara a llegar finalmente a ese objetivo. Actualmente, el parque automovilístico de Alemania está formado por 45 millones de coches, de los cuales, 25.000 son totalmente eléctricos y 150.000 híbridos. Con estas cifras en la mesa se trata de algo bastante ambicioso, aunque aún quedan algunas décadas de por medio para cambiar la situación.
Por el momento para incentivar la compra de coches eléctricos, recientemente lanzaron un programa de ayuda a la compra de los mismos con mil millones de euros de ayudas que supondría aproximadamente 4.000 euros por cada coche eléctrico adquirido.