Es acertado decir que el Bugatti Chiron es la máquina más perfecta y brutal que jamás ha fabricado la firma franco-italiana, y es que de una manera u otra con la presentación y lanzamiento del mismo, Bugatti ha pulverizado todos los registros conocidos hasta la fecha no solo de prácticamente el resto de marcas de deportivos, sino también del Veyron 16.4, de todas sus variantes e incluso del Veyron SuperSport. El Bugatti Chiron ha roto con todo, y lo ha hecho con una imagen, estética y aerodinámica, trabajada a la perfección.
Sin embargo, ¿tiene mucho que ver la imagen que tenemos en pantalla con el modelo final? Aparentemente no, pero estamos ante el proyecto inicial del Chiron, al menos uno de los prototipos iniciales con los que Bugatti trató de dar vida al modelo final que hoy conocemos. Esta imagen corresponde a uno de los diseños iniciales que se elaboraron para el superexótico, y aunque concuerda a grandes rasgos con líneas del Chiron actual como las de la parte trasera, lo cierto es que el modelo definitivo, sobre todo en cuanto al aspecto del frontal, es radicalmente diferente. ¿Cuestión de luces, ópticas…? Puede ser, pero hay diferencias palpables que van más allá.
Como apunte interesante, este prototipo inicial contaba con cámaras de alta definición en el hueco de los espejos retrovisores, haciendo la misma función y mostrando todo en una pantalla única en el interior. Por cuestiones de legislación y quizás por el mero hecho de ser prematuro, Bugatti finalmente optó por los espejos retrovisores tradicionales. En cualquier caso, el Chiron definitivo ha cumplido el cometido de ser casi perfecto en cuanto aerodinámica y fluidez del aire, un objetivo primordial para alcanzar velocidades máximas de vértigo.
