Desde hace unas cuantas semanas todos sabemos que en Aston Martin finalmente habían decidido eliminar de la gama actual de vehículos al Cygnet, un modelo que creado con la única intención de vender un volumen bastante elevado, se esperaba unas 4.000 unidades al año, para que la media emisiones de la compañía inglesa fuese muy inferior a la actual, suficiente a su vez para conseguir que la Unión Europea no los penalizase con cuantiosas denuncias en este aspecto.
Lo más curioso de todo este tema quizá sea precisamente que, una vez llegó al mercado este vehículo el éxito del mismo prácticamente nos sorprendió a todos, Aston Martin tenía previsto fabricar 4.000 unidades al año y los pedidos recibidos hacían que la lista de espera fuese de varios meses. Lamentablemente esta tendencia se enfrió mucho más rápido de lo que seguramente imaginaron en la compañía inglesa ya que, en pocos meses, las ventas tan sólo alcanzaban para que unos cuantos centenares de vehículos tuvieran nuevo propietario, algo que no ayudaba a los verdaderos objetivos de Aston Martin.
El cese de producción del Cygnet ha costado a Aston Martin 10 millones de euros
Debido a esto no es de extrañar que en Aston Martin finalmente hayan decidido que había llegado el momento de eliminar al pequeño Cygnet del catálogo, un vehículo que dejará de producir para favorecer a la nueva generación de superdeportivos que Aston Martin debe empezar a desarrollar antes de que compañías rivales la dejen aun más en la cuneta. Personalmente soy fan de los diseños de Aston Martin pero hay que reconocer que los últimos vehículos de Ferrari, Lamborghini o McLaren parecen estar a años luz de lo que a día de hoy ofrece la mítica compañía inglesa.
Ahora bien, ¿qué pasa con Toyota? Como seguro recordarás, Aston Martin en su momento firmó un contrato con Toyota por el que se comprometían a adquirir un volumen fijo determinado de Toyota iQ, acuerdo que finalmente ha debido de romperse y por el que Aston Martin ha tenido que pagar en concepto de indemnización a la compañía coreana la nada despreciable cifra de 10 millones de euros.