No sólo es el Aston Martin más potente a la venta, sino que además es el encargado de poner punto y final a la actual generación del DBS y también, el último modelo de la firma que contará con un motor V12. Y sólo se fabricarán 499 unidades, de las cuáles, 300 tendrán carrocería coupé y 199 descapotable. Con estos ingredientes, se trata de un modelo que claramente va a ser un valor al alza desde este mismo momento.
Su motor V12 de 5,2 litros y doble turbocompresor recibe algunas modificaciones en la presión de los turbos, colectores de escape y sistema de admisión y ahora cuenta con 770 CV de potencia y 900 Nm de par, sumando 45 CV adicionales respecto al DBS Superleggera. No conocemos sus nuevas prestaciones, más allá de su velocidad máxima, que se continúa manteniendo en los 339 km/h.
La dirección recibe una nueva columna maciza con puntos de anclaje de mayor firmeza donde se mejora la respuesta del conductor y aumenta la precisión, se ha recalibrado la suspensión de manera específica para esta serie y la caja de cambios pese a ser la misma (ZF de 8 velocidades), aseguran que tras unos ajustes es ahora más rápida entre los cambios de marcha.
Estéticamente, cuenta con numerosas diferencias respecto al resto de la gama, empezando por un splitter delantero mucho más prominente, un capó de nueva factura con una salida de aire de grandes dimensiones, llantas de 21 pulgadas específicas (con neumáticos Pirelli P Zero 265/35 en el eje delantero y 305/30 en el trasero), paragolpes delantero con mayores entradas de aire, múltiples añadidos en fibra de carbono así como un difusor aerodinámico específico.
El interior cuenta con placas identificativas que muestran el número de la serie, asientos Sports Plus en piel y Alcantara (en opción podremos equipar los asientos Performance) y levas de cambio en fibra de carbono. Los clientes podrán personalizar el vehículo de forma extensa gracias al programa de personalización Q de Aston Martin.
