Aston Martin ultima una espectacular estrategia en la que se prevé duplicar el número actual de modelos a la venta, destacando entre otros, el DBX de producción -el primer crossover de la marca- y un superdeportivo de motor central-trasero que competirá al mismo nivel que otros como el Ferrari 488 GTO y el McLaren 720S. Este último, tiene ya fecha de llegada al mercado: principios de la próxima década.
El Aston Martin Valkyrie es la joya de la corona. El modelo de producción de Aston Martin más rápido, potente y bestial jamás fabricado por la marca británica y aquel con el que los ingleses han demostrado que pueden estar en lo más alto del mercado. Sin embargo, aspectos como una más que limitada producción, y unos precios absolutamente desorbitados, confirman que estamos ante un proyecto de similar envergadura a otros superdeportivos de tirada limitada, y que quedan más testimoniales que prácticos. Es aquí donde entra el futuro sucesor del Valkyrie, que más que un reemplazo, será la puesta en escena de un modelo más terrenal, más apto.
La idea es sencilla: partir de un chasis similar al AM Valkyrie, pero adaptado al uso de un motor V6 o V8 en el eje trasero y acoplado de manera central, sin tener que contar obligatoriamente con un sistema de propulsión híbrido, aunque en principio está previsto que sí sea un superdeportivo híbrido, pero con mucha menos potencia que el AM Valkyrie, que sobrepasa con celeridad los mil caballos de potencia. El nuevo superdeportivo de Aston Martin, por el contrario, rodará sobre 800 caballos y el peso neto será levemente superior al del Valkyrie, situándose sobre los 1.100 kg.
Con este nuevo modelo, Aston Martin hará una jugada similar a la llevada a cabo por McLaren con el P1 y el 720S. Mientras el primero ha contado con un ciclo de vida muy corto y una producción escasa, el 720S aguantará mucho más tiempo en el mercado con unas prestaciones muy similares, y un horizonte evolutivo mayor. Con el Valkyrie pasará algo muy similar.