Sólo han pasado unas horas desde que comenzaran las primeras filtraciones y por fin Audi ha desvelado la nueva -y segunda- generación del R8, su superdeportivo estrella, que siendo francos, se muestra muy conservador, siguiendo la línea estética precedida tanto exterior como interiormente por la primera generación, pero haciendo aún más hincapié en la deportividad y los guiños a la competición.
Diseño: Una evolución hacia un aspecto más radical
Como te comentábamos en el primer párrafo, se muestra muy conservador. En el frontal lo más destacable son las nuevas entradas de aire ubicadas bajo los faros, además de la parrilla hexagonal. En la zaga, los pilotos son ahora algo más alargados y la disposición de la iluminación interna cambia abandonando los cuadros. Las salidas de escape continúan integradas en los paragolpes pero ahora cuentan con un aspecto diferente, y los R8 V10 y V10 Plus podrán contar con el difusor de grandes dimensiones.
No faltarán los faros láser-en opción- ya anticipados en una edición especial del R8 de primera generación, ampliando considerablemente el campo de visualización en la carretera. Si bien de serie ya cuenta con faros LED.
De serie está dotado de unas llantas de 19 pulgadas con neumáticos en 245/35 en el eje delantero y 295/35 en el trasero. En opción, podemos equipar unas llantas de 20 pulgadas con neumáticos 245/30 y 305/30.
Más ligero
Su nuevo chasis, además de ganar en rigidez está construido empleando aluminio y CFRP (plástico reforzado con fibra de carbono), algo que permite una reducción de 50 kg respecto a la primera generación, situando el total en 1.454 kg, correspondientes al R8 V10 Plus. Sin embargo, el uso del aluminio se extiende también a su carrocería, además del uso de la fibra de carbono, pudiendo emplearse en algunos detalles de la misma para lograr por una parte reducir aún más el peso y por otra aumentar la vistosidad del conjunto.
Dos motorizaciones
La disposición del motor se mantendrá, y sólo habrá por el momento un V10 de 5.2 litros FSI con potencias de 540 CV y 610 CV en caso de optar al V10 Plus. Esto supone un incremento de 15 y 60 CV respectivamente frente a las mismas versiones existentes en la primera generación.
En el caso del 5.2 FSI V10 de 540 CV, realiza el 0-1100 km/h en 3,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 323 Km/h, homologando un consumo medio de 11,8l/100 km, cifras que como es lógico se mejoran aún más en el caso del R8 V10 Plus, necesitando de 3,2 segundos para lograr los 100 km/h y con una velocidad máxima de 330 km/h, realizando además el 0-200 km/h en tan sólo 9,9 segundos, mientras que su consumo medio homologado se sitúa en los 12,4l/100 km.
En ambos casos, los propulsores van comandados exclusivamente por una caja de cambios S-Tronic de doble embrague de siete velocidades (no hay posibilidad de cambio manual), con función de Launch Control.
La tracción Quattro cambia también a nivel mecánico, permitiendo ahora enviar un 100% del par al eje delantero o trasero, en función de las circunstancias. Recordemos que la primera generación sólo podía mandar hasta un 35% del par al eje delantero.
Un interior mucho más racing
Como era de esperar, el nuevo R8 recibe el Audi Virtual Cockpit estrenado inicialmente en el TT, con una pantalla de 12,3 pulgadas. Lo curioso es que prescinde de una pantalla para las funciones multimedia en el centro del salpicadero, por lo que todo el control del apartado multimedia queda relegado a dicha pantalla.
En diversos lugares del abitáculo tales como consola central o aireadores podemos ver también de nuevo la aparición de la fibra de carbono. El volante integra los botones de arranque además de los correspondientes al Drive Select, acercándonos mucho más al aura de la competición con esta ubicación.