El Audi Q5 Sportback ya llevaba un par de meses presentada, sin embargo, ahora la firma ha movido ficha para introducir la variante más prestacional del modelo. Se trata del SQ5, que llega asociada exclusivamente a un motor diésel, tal y como sucede con el SQ5.
El motor en cuestión es un V6 de 3 litros turbo con 341 CV de potencia y 700 Nm de par motor disponible entre las 1.750 y 3.250 rpm asociado a una caja automática tiptronic de ocho velocidades con el que sólo requiere de 5,1 segundos para ponerse a 100 km/h. Cuenta con un sistema de hibridación ligera de 48 voltios que permite reducir el consumo y mejorar su respuesta, además de contar con soluciones para el tratamiento de gases de escape como dos catalizadores SCR con doble dosificación de AdBlue. Su tracción, como no podía ser de otra forma, es a las cuatro ruedas mediante el sistema quattro, pudiendo equipar en opción un diferencial deportivo para el eje trasero que controla el reparto de par entre las dos ruedas del eje trasero.
Estéticamente, lo diferenciamos de las versiones convencionales del modelo por una parrilla singleframe específica con detalles cromados y el logo «SQ5″, una suspensión rebajada 30 mm, llantas de 20 pulgadas con neumáticos 255/45 (en opción 21»), paragolpes en el color de la carrocería, carcasas de los retrovisores en símil aluminio y una salida de escape cuádruple, de la que de momento no sabemos si es real o es atrezo.
Su interior también tiene algunos cambios, como unos asientos deportivos con reglajes eléctricos y el logo de S grabado, volante con costuras a contraste y salpicadero con molduras decorativas en aluminio cepillado y umbrales de las puertas con inserciones iluminadas y logotipo S. La instrumentación es digital (12,3 pulgadas), mientras que el sistema de infoentretenimiento MIB 3 hace uso de una pantalla táctil de 10,1″.