Cuando alguien se compra un Audi TT, no necesariamente busca prestaciones y motorizaciones grande, es por ello por lo que podemos encontrar dentro de la gama del TT motorizaciones por debajo de los 200 CV. En muchos casos, algunos clientes se los compran porque buscan un coupé con diseño deportivo y el TT es el que más se acerca a sus gustos.
Es por ello que Audi, pensando en ese tipo de clientes tal y como hizo en su día sacando mecánicas más accesibles, ha lanzado un acabado denominado S Line Competition, que permite llevar una estética aún más deportiva en el TT sobre los motores de acceso a la gama. Estéticamente, podemos encontrar un difusor trasero, llantas de aleación de 19 pulgadas que combinan aluminio y color negro mate (quizá algo excesivas para algunos motores por su tamaño) y una gama de colores específica para la carrocería (naranja Samoa, blanco Glacier, gris Daytona y rojo Misano).
Dentro de su habitáculo, también encontramos múltiples diferencias respecto a las versiones convencionales. Concretamente, cuenta con tapicería mixta alcántara/piel negra con costuras gris a juego, además de inserciones en aluminio pulido en su habitáculo si optamos por el color exterior naranja Samoa.
Este paquete estético no es especialmente barato, aunque sí bastante exclusivo ante la imposibilidad de adquirir el equipamiento con el que cuenta por separado. Es por ello por el que su precio supone un sobrecoste de 4.300 euros. Los propulsores disponibles son los 1.8 TFSI de 160 CV y 2.0 TFSI de 211 CV y el Diesel 2.0 TDI de 170 CV.