El año pasado BMW tuvo 330 millones de beneficios, cifra ridícula si la comparamos con los 3.134 millones del ejercicio anterior, es decir: un 89,5% de reducción de beneficios, con un margen de rentabilidad del 0,62%.
Si bien estas cifras son algo cada vez más habituales en los fabricantes de automóviles (tampoco os voy a cansar poniendo todas las cuentas que BMW difundió hoy), es un buen indicativo de las enormes pérdidas a las que se enfrenta el sector del automóvil, uno de los más castigados por la crisis.
En facturación logró 53.197 millones de euros, gracias, entre otras cosas, al tirón de la división de automóviles, aunque en éste aspecto se redujeron las ventas de la marca en un 5.8%, mientras que tanto Mini (un 4,3%) y Rolls Royce (un llamativo 20%) subieron.
Todas estas pérdidas las pagan sus obreros: BMW redujo su plantilla en 7.500 personas.
El consejo de BMW decidió, asimismo, incrementar su liquidez (un 86,3%) para hacer frente a imprevistos.
Vía: BMW