Aunque a algunos no nos pille de sorpresa porque ya conocíamos noticias acerca de su desarrollo desde hace tiempo, BMW ya ha oficializado su motor diésel con nada menos que cuatro turbos montado sobre un bloque de seis cilindros que viene a reemplazar al actual propulsor diésel de tres turbos que encontramos en algunos modelos de alta gama de BMW como el 750d xDrive.
Y al igual que sucede con el anterior, en primera instancia debutará sobre el 750d xDrive, sobre el que realiza el 0-100 km/h 4,5 segundos, la misma cifra que muchos deportivos. Pero posteriormente aterrizará también en otros modelos (véase el M550d) SUV de alta gama (X5, X6 e incluso el próximo X7) del fabricante bávaro donde se agradece esa gran cifra de par (760 Nm) con la que cuenta en su haber, así como los 394 CV de los que hace gala. Eso sí, BMW hace mención a que puede entregar más par, pero el límite en este caso viene impuesto por la caja ZF de ocho velocidades automática que no es capaz de manejar más par del comentado.
De los cuatro turbocompresores, dos son de baja presión, mientras que dos son de alta presión, trabajando todos ellos de manera conjunta. En la anterior evolución de dicho bloque, existían dos de baja presión y otro de alta presión y mayor tamaño, pero con esta nueva configuración además de reducir su consumo un 5%, también se mejora la entrega de potencia y par (reduciendo en lag en la respuesta), siendo ahora mucho más lineal y refinado en este aspecto.
Evidentemente, aún con esta ganancia, un hecho inamovible es que con este cambio aumenta la complejidad del bloque y el espacio para trabajar en el vano motor, algo que ya de por sí resultaba complejo en la configuración comercializada hasta la fecha.