Han pasado tres años desde la introducción de la actual (y tercera) generación del BMW Z4 de la que se han vendido 55.000 unidades hasta la fecha, y es ahora cuando la firma bávara ha aprovechado para hacer una puesta al día extensa del modelo, que abarca tanto a su estética y motorizaciones, así como a su dotación de serie.
El primer cambio es la simplificación de su gama. Desaparecen las líneas de equipamiento Advantage, Sport Line y M Sport. Se ha revisado la carta de colores, incluyendo ahora el Thundernight que ya vimos en el nuevo Serie 2 Coupé, además de los Portimao Blue y Skyscraper Grey. El acabado ‘Shadowline’ viene como parte de serie y en opción, encontramos una versión extendida del mismo que afecta a las luces delanteras, añadiendo toques en negro, siendo compatible con las luces LED adaptativas opcionales. Además, el sDrive30i recibe en su dotación de serie el paquete M-Sport, que hasta la fecha era opcional y sólo venía de serie en el M40i, añadiendo elementos como llantas de aleación de 18 pulgadas, faldones laterales más prominentes y paragolpes específicos.
Su habitáculo no presenta prácticamente novedades; sigue disponiendo del BMW Live Cockpit Professional con doble pantalla de 10,25 pulgadas y ahora los asientos deportivos de cuero se pueden elegir en los colores negro, blanco marfil y rojo magma.
Mecánicamente continuamos encontrando la misma oferta de motores conformada por los sDrive20i (con un 2.0 turbo de 197 CV), sDrive 30i (con un 2.0 turbo de 258 CV) y finalmente el M40i (con el 3.0 340 CV). Tan sólo el menos potente del catálogo es posible adquirirlo con una caja de cambios manual de seis velocidades.