Todos los vehículos que van a salir al mercado, sean del tipo que sean, deben ser sometidos a numerosos tests tanto en laboratorio como fuera de él, algunos de ellos muy duros, de cara a poder testar su fiabilidad en todo tipo de condiciones.
Por ejemplo, muchas marcas eligen Sierra Nevada (Granada) para probar sus coches debido a su singular climatología en el que les permite un cambio de temperatura tan considerable en cuestión de pocos kilómetros. Otras tantas, eligen el Valle de la muerte (Estados Unidos) debido a sus temperaturas extremas, como es el caso de Bugatti con el Chiron.
Y hasta aquellos desiertos del suroeste de Estados Unidos se ha desplazado el fabricante francés con cuatro unidades con las que ha rodado durante 35.000 kilómetros a temperaturas de hasta 51º. Si bien, la ruta no abarcaba únicamente aquellos desiertos, ya que la ruta arrancó en Los Ángeles, pasando por Sacramento, el Parque Nacional de Yosemite y llegando hasta Las Vegas, Monument Valley o Denver.
Probar el comportamiento del W16 quad-turbo de 8 litros con 1.500 CV y 1.600 Nm asociado a una caja de cambios de doble embrague y siete velocidades así como su tracción integral es fundamental en esas condiciones, pero aún más que eso: poner a prueba los 10 radiadores de los que consta, así como su sistema de refrigeración de aire, capaz de consumir 60.000 litros de aire al minuto o la bomba de agua que es capaz de hacer circular 800 litros de agua por todo el motor. El motor, además, consta de dos circuitos diferenciados: uno de alta temperatura con un radiador principal y dos auxiliares con un cubicaje de 37 litros, mientras que luego cuenta con otro de baja temperatura y que en este caso cubica 12 litros pensado fundamentalmente para situaciones de tráfico denso.