BYD lanzará sus baterías de estado sólido en 2027 para comercializarlas masivamente en 2030

Las baterías de estado sólido se perfilan como la próxima revolución en movilidad eléctrica, prometiendo superar los límites actuales de autonomía, seguridad y eficiencia. Aunque su despliegue comercial lleva años en el horizonte, los avances recientes de fabricantes como BYD y SAIC dibujan un escenario más concreto para su llegada al mercado.

El gigante chino BYD, líder en ventas de vehículos electrificados, ha revelado su hoja de ruta para esta tecnología. Tras producir en 2024 celdas piloto de 60 Ah en su línea de ensayo, BYD iniciará la instalación de baterías de electrolito sólido en modelos de gama media-alta entre 2027 y 2029. La producción en masa para vehículos convencionales no llegaría hasta después de 2030, según Sun Huajun, director tecnológico de su división de baterías.

Estas unidades, basadas en electrolitos de sulfuro, superarían los 500 Wh/kg de densidad energética (un 40% más que las mejores baterías líquidas actuales). La elección del sulfuro responde a su equilibrio entre coste y estabilidad química, aunque BYD reconoce que necesitarán economías de escala para competir en precio con las actuales ternarias líquidas.

A pesar del optimismo, BYD recalca que las baterías LFP (litio-ferrofosfato) seguirán dominando el segmento accesible durante 15-20 años. Lian Yubo, científico jefe de la compañía, prevé que las sólidas se limitarán inicialmente a premium, complementando –no reemplazando– a las actuales químicas. Este enfoque dual permitiría optimizar costes: mientras las LFP mantendrían precios competitivos (en torno a los 100 dólares/kWh), las sólidas apuntarían a mercados donde la densidad energética justifique su desembolso.

La escalabilidad sigue siendo el talón de Aquiles. Aunque BYD ya produce electrolitos de sulfuro a escala piloto, necesita multiplicar su capacidad cien veces para abastecer líneas de montaje completas. En paralelo, la industria trabaja en estandarizar procesos de fabricación –actualmente 10 veces más lentos que para baterías líquidas– mediante inteligencia artificial que reduciría costes de I+D en 70-80%.

Con China invirtiendo masivamente en esta tecnología, la próxima década podría ver la transición definitiva hacia baterías más seguras, ligeras y capaces de cargas ultrarrápidas. Sin embargo, como anuncian los plazos de BYD, su adopción masiva requerirá paciencia: primero en segmentos premium, y luego al resto de segmentos.

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