China se pone seria ante el que será el próximo gran paso en la industria de la movilidad eléctrica y en la cual no se quieren quedar atrás: las baterías de estado sólido. Hoy por hoy, las dos marcas que más esfuerzos están invirtiendo y más patentes cuentan son Volkswagen y Toyota, llegando a acumular esta última más de 1.300 patentes al respecto.
¿Y qué ha decidido hacer China al respecto? montar un consorcio entre sus dos principales fabricantes de baterías (BYD y CATL) para acelerar su desarrollo y que en un futuro puedan dominar el mercado.
Estos dos fabricantes de baterías no sólo son los mayores de China, también del mundo. Actualmente BYD está centrada en la producción de baterías con químicas LFP a las que ellos denominan ‘Blade Battery’ y recientemente ha comenzado también con las de sodio, mientras que por su parte, CATL tampoco estaba apostando por las baterías de estado por el recorrido que tiene todavía por delante su desarrollo.
Hasta ahora, lo más cerca que estamos es la batería de estado semisólido de NIO para vehículos, con la que han conseguido que uno de sus coches recorriese más de 1.000 km sin parar a recargar… ahora bien, esta batería tiene un coste que oscila entre los 45.000 y 50.000 kilómetros, por lo que todavía pasarán varios años hasta que se escale la producción de este tipo de baterías y comiencen a estar a precios más razonables… y lo mismo acabará sucediendo con las baterías de estado sólido cuando lleguen.
Este acuerdo busca asegurar el suministro de baterías de estado sólido en 2030, pero lo más seguro es que comencemos a verlas en la segunda mitad de la presente década, a unos precios estratosféricos y sin ser inicialmente un salto tan importante en materia de tiempos de carga y autonomía como se espera.